domingo, 10 de agosto de 2014

La búsqueda de la Felicidad y el Placer!

pradera flores
Hace pocos días atrás charlando con un hermano de la Iglesia que tiene fama de ser algo legalista me hizo esta pregunta: "¿eres una de esas personas que viven sus vidas buscando el placer?". Sin dudas es una pregunta que a muchos cristianos les puede resultar un tanto absurda o chocante, pero para mi no lo fue, y al instante le contesté: "¡Claro que Si, soy uno de ellos!". Su cara no demostró estar muy a gusto con mi respuesta, es obvio que no esperaba escuchar eso. Segundos mas tardes esbozó una leve sonrisa algo irónica y dijo:"Un creyente no debería vivir así!". Y por supuesto, no podía quedarme callado sin darle una explicación sobre lo que intenté decir, la cual comencé haciéndole una pregunta.

"¿En verdad tu que crees que para llevar una vida como cristiano hay que mantenerse alejado del placer?. Yo no lo creo así. La vida en Cristo no se trata de dejar de sentir placer, sino de renunciar a aquellos placeres que van en contra de sus enseñanzas, y de disfrutar en su plenitud de los que van acorde con ellas". 

Placeres eternos vs. Placeres pasajeros

El profundo placer que experimentamos siendo cristianos y la felicidad que nos da su Espíritu Santo, no tiene punto de comparación con el estilo de vida que solo brinda emociones pasajeras y vacías. Cierto escritor escribió: "el deber del creyente es disfrutar al máximo de las cosas que vienen de Dios", recordemos lo que dice el Salmo 37:4 "Deléitate asimismo en Jehová..."  y tras estas palabras hay una hermosa promesa: "... y  te concederá los deseos de tu corazón".

Amigo me gustaría hacerte unas preguntas y sería bueno que te las replantees al terminar de leer el devocional: ¿vives tu vida buscando placeres?, Seguro que Si!, pero lo que en verdad importa es ¿qué tipo de placeres buscas? ¿profundos o vacíos? ¿eternos o pasajeros? ¿los que honran al Señor o los que lo menosprecian?

Te invito a hacer una breve oración

Dios mio tu sabes que estamos en tiempos dóciles, que  pocos  practican y enseñan lo bueno, en cambio, son muchos los que hacen el mal e indican a otros caminos erróneos como verdadera ruta a la felicidad. Padre amado ilumina nuestras vidas con tu luz, guía nuestros pasos por tus sendas y llena nuestros corazones de ese placer que solo tu puedes dar. Amen!

                                                                                  Marcel Amorín