miércoles, 2 de abril de 2014

Los Mansos heredarán la tierra

No ofreció resistencia, dócilmente fue llevado a la cruz; manso como cordero fue llevado al matadero. ( Isaías: 53-7).

biblia cristiana escrituras evangelio
En estos días e podido comprobar cuan a menudo  la gente asocia la palabra manso con débil. Quizás una de las causas principales por la cual ocurre esto radica en que algunos diccionarios dan una definición secundaria de la palabra manso como "muy sumiso". Entonces muchos se preguntan: ¿Qué habrá intentado decir El Señor cuando dijo:
  "Bienaventurados los mansos, porque ellos heredarán la tierra"? (Mateo 5:5). 

¿Esto no pareciera estar demasiado claro verdad?. A simple vista no, pero estoy seguro que Jesús jamás diría:" Bienaventurados los sumisos, porque ellos heredarán la tierra".

 Pero si queremos saber bien lo que Dios quiso decir en Mateo 5:5 primero debemos descubrir el significado que él da a la palabra "manso", y ésto solo lo podemos aprender leyendo otros textos bíblicos y no un diccionario común. La biblia nos enseña siempre con la misma biblia.

 Ser manso según las escrituras denota humildad, es una actitud hacia Dios mediante la cual los creyentes aceptan ser tratados como él lo desea, sin ofrecerle resistencia ni contienda. En su breve paso por la tierra Jesús nos dejó un claro ejemplo sobre esto, él siempre se deleitaba haciendo la voluntad de su Padre. 

 La mansedumbre que El Señor manifestó hacia los hombres era fruto del poder, él fue manso pues teniendo a su mando los recursos infinitos de Dios podía haber evitado su crucifixión pidiendo a los ángeles que lo protejan o simplemente destruyendo a sus adversarios usando la espada de su voz, pero no lo hizo y a cambio dijo a sus angustiados y agobiados seguidores:
"Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas" (Mateo 11:29).
Sin lugar a dudas Jesucristo era y es el mejor y mas excelente ejemplo de mansedumbre y humildad!.

 Y si nos encontramos fatigados y atribulados, El Señor nos convida con una porción muy grande de esa paz y mansedumbre que nace de su esencia.
 Hoy nuestro Amado Dios tiene dos moradas, una está en el cielo junto a los ángeles y la otra en los corazones humildes y agradecidos de sus hijos. Amén!

                                                                               Marcel Amorín